jueves, 5 de mayo de 2011

Black Lagoon

Siendo las 3:47a.m. termino de ver los veinticuatro episodios de Black Lagoon. Cuando lo tanteé, de buenas a primeras me doy cuenta de cómo cambian los tiempos…donde antes teníamos a un Alucard o Dante, ahora tenemos a Revy, una pistolera pulposa que siempre anda liviana de ropas. No es cosa de los últimos tiempos, basta recordar a Ghost in The Shell para darse cuenta, pero ahora es más marcado y abundante.
La historia, bueno, realmente se observa una evolución en temas de fondo, relaciones y demás pero fundamentalmente son historias que se resuelven en 2 o 3 capítulos con personajes centrales que después pueden desaparecer como si nada hubiera pasado, aportando cada una lo suyo, pero nada más. No sé si clasificarlo como Shonen o directamente Seinen, aunque con la violencia que ronda los animes hoy, creo que un Shonen con reservas es la mejor descripción.
Nuestra atención estará colocada sobre los movimientos de la Compañía Lagoon, un grupo que se encarga de hacer mandados para la mafia con base en la ciudad de Roa Napra, ubicada en China y donde se junta lo mejor de lo mejor del bajo mundo. La compañía es liderada por Dutch, un morocho grandote que negocia y toma las decisiones; Benny, que se encarga de las comunicaciones y la logística, la ya nombrada Revy y el japonés último en sumarse, por falta de opción mejor: Rock, quien se ve envuelto en un encargo de los Lagoon y su empresa lo da por muerto. Del resto se sabe que son fujitivos sin pasado, nada más.
El Staff está lleno de gente interesante: habilidosos asesinos (entre ellos una monja),  experimentados ex militares e incluso las mismísimas Triadas chinas tienen su párrafo. La animación es correcta, no sobresale en nada, pero lo que sobresale es la banda de sonido.
Siendo un desarrollo a base de situaciones independientes, el mayor atractivo está en ver la evolución de los personajes a partir de la inclusión de Rock. La más afectada es Revy, que es más un perro de caza que una persona. Solo sabemos que es americana. Ella considera que ser fugitivos es como estar muertos así que la “vida” tiene poco valor para ella. Sin embargo la llegada de este japonesito le dará una pequeña curvatura a su línea de pensamiento.
No es un material fundamental en la vida de nadie pero tiene lo suyo, y la evolución y descripción de los personajes son algunos de esos ítems, además la estructura nos permite cortar tranquilamente al término de cada “saga”. Una nota: si bien se presenta como dos temporadas, la verdad es que el corte a los 12 capítulos es más una parada en boxes que otra cosa ya que incluso la numeración continua como si nada hubiera pasado.

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